domingo, 23 de octubre de 2011

El aula como lugar de reflexión

La educación del futuro debe ser orientada a la identificación del error y de la ilusión. Éstas están presentes desde la aparición del homo sapiens. La interpretación del pensamiento, las perturbaciones mentales, y los deseos y miedos de nuestras emociones multiplican el riesgo del error.
Para evitar los errores y las ilusiones debemos desarrollar el pensmiento científico, es decir, la racionalidad.  Además, nuestra mente puede estar sujeta a errores e ilusiones.
Los hombres conocen, piensan y actúan por los paradigmas inscritos en su cultura, éstos pueden definirse por, la selección de conceptos maestros de la inteligibilidad, y la determinación de las operaciones lógicas maestras.
El conocimiento del mundo es una necesidad intelectual y vital. Para conocer y reconocer los problemas es necesario reformar el pensamiento.
Hay que ubicar las informaciones y los elementos en un contexto para que adquieran sentido.
Lo global es el conjunto que tiene partes diversas ligadas de manera inter-retroactiva, de esta manera una sociedad es más que un contexto, es un todo organizador y desorganizador.
El ser humano es multidimensional, por lo que el conocimiento debe insertar sus informaciones en ésta.
La educación debe ofrecer una inteligencia general apta para lo multidimensional, lo complejo y al contexto en una concepción global.
Existen numerosos obstáculos que han impedido el conocimiento en nuestros sistemas de enseñanzas.
Al reflexionar sobre la condición humana llegamos a la conclusión de que es imposible concebir la unidad compleja del pensamiento. El fuerte lazo del humano con el cosmos físico, nos hace estar dentro de la naturaleza.
“La vida es solariana”, todo ha sido constituido por el sol y reunido por él. Nosotros los humanos sólo somos un brote de la existencia terrenal.
El hombre se completa como ser humano pleno con la cultura, no hay sociedad sin cultura y puede ir cambiando con el tiempo pero no desaparecer.
El ser humano tiene caracteres antagónicos: racional, delirante, trabajador, lúdico, empírico, imaginado, económico, prosaico y poético.
El autor nos describe la mundialización como una realidad unificadora: el mundo se vuelve cada vez más como un todo. Es la fase de la información, de las telecomunicaciones y de Internet.
Nos habla de la llegada del siglo XX y de las duras consecuencias que tuvo. Se produjo el crecimiento del poder de la muerte a través de dos guerras mundiales, de los campos de concentración nazi y soviética, de las armas nucleares, la muerte ecológica y enfermedades víricas como el SIDA. Y de cómo a pesar de esto, se produjeron pequeños rayos de luz con la aparición de contracorrientes regeneradoras como: la ecológica, cualitativa, resistencia a la vida…
Todo ser humano, toda colectividad debe dirigir su vida en una circulación interminable entre su pasado donde encuentra su identidad apegándose a sus antecedentes y su presente donde afirma sus necesidades y un futuro hacia donde proyecta sus aspiraciones y sus esfuerzos.
La unidad, el mestizaje y la diversidad deben desarrollarse en contra de la homogeneización y el hermetismo.
La educación del futuro deberá aprender una ética de la comprensión planetaria
La concepción compleja del género humano comprende la triada: individuo, sociedad, especie.
Las interacciones entre individuos producen la sociedad, y ésta retroactiva sobre los individuos.
La atropo-ética supone la decisión consciente y clara de asumir la humana condición: individuo, sociedad, especie, en la complejidad de muestra era y enseñar la ética del género humano.
La democracia permite la relación rica y compleja: individuo y sociedad, donde pueden entre si ayudarse, desarrollarse, regularse y controlarse.
La democracia comprende al mismo tiempo la autolimitación del poder estatal por la separación de los poderes, la garantía de los derechos individuales y la protección de la vida privada.
Así, la democracia constituye la unión de la unión y la desunión.
La regeneración democrática supone la regeneración del civismo, la regeneración del civismo supone la regeneración de la solidaridad y de la responsabilidad, es decir, el desarrollo de la antropo-ética.
Mientras que la especie humana continúa su aventura bajo la amenaza de autodestrucción, el imperativo es: salvar a la Humanidad realizándola.


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